16 de noviembre de 2009

Dicen

Dicen, y digo bien, dicen, porque yo no lo he visto, que en los países comunistas la gente pasaba el tiempo en largas colas para conseguir alimento. Ni lo creo ni lo dejo de creer. Lo que si ven mis ojos, y verán de aquí a Navidad son las largas colas en Gran Vía para comprar un montón de décimos de lotería. Y no me parece ni bien ni mal (Note el lector mi tono nihilista en el post de hoy). Cada cual que haga lo que le de la gana. Aunque tanta hipocresía con el aniversario de la caída del muro de Berlín me ha levantado el estómago. Insisto en el hecho de que tanta propaganda barata del capitalismo apesta. Si el muro era malo a razón de la gente que quería escapar de un lado al otro, habría que hacer un puente de arcoiris que trajera a todo el continente africano a nuestras calles y plazas. Claro que estos no son héroes que tratan de huir del terrible comunismo. Son solo negros muertos de hambre. No tiene tanto mérito.

Por otra parte, trato de imaginar que coño se le pasa a la gente por la cabeza. Ando barruntando la idea de criticar todo el rollo de la socialdemocracia y su arakiri. De como esta dinámica nos lleva arrastrando mucho tiempo, demasiado. Llevo tiempo pensando en hablar de como UGT y CC.OO juegan a ser los niños buenos del colegio. Y por cierto, ¿Quién este señor extraño, Cayo Lara, que ahora habla de huelga? Sencillamente deprimente. Me encanta plagiar, así que plagiaré a Woody Allen en su magnífica frase de: "Yo soy un reaccionario sabe, pero de la izquierda". No se puede estar más alejado de la calle, que es donde se maneja el cotarro. Hasta el PP, que domina en mi pueblo como ya hubiera querido Julio Cesar dominar a los galos, no ha tenido cojones a traer otro Zaplana a dar el pregón de las fiestas desde que se la liamos, y parda. La izquierda ha perdido la calle, y de hecho me atrevería que la ha ganado la derecha. Y esta es una clave de la actual situación.


El otro día entre caña y caña, un colega me apuntó la idea de que tal vez no existiera la tan mencionada pobreza intelectual, y que probablemente se estaba errando de manera deliberada en señalar intelectuales que no lo eran. Me parece una reflexión acertada, lo intelectual no quita lo valiente.

Esta semana B.S.O con dedicatoria especial al Txarro de Calaveras.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Fantásticamente fantástico. Que sepas que te sigo desde tus inicios. Lo que pasa es que mi presencia es más etérea que concreta. Como los tiempos que corren. Un fuerte abrazo y a seguir así.

Vitoko

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