Ando por la calle, ya va saliendo el sol. Llega la primavera y la sangre se altera. Noches que empiezan a no necesitar mantas y sábanas de franela. Ya no necesito café desde que veo canales fachas en la TDT. Es la libertad de expresión que se amplia, pero siempre hacia el mismo lado. Y de lado sale uno de casa, Madrid está lleno de gente viviendo en bajos sin apenas luz. Siempre más baratos, a menudo a la altura de una acera cualquiera. Así que a uno se le parten las córneas cada vez que sale de casa. Inmerso en las contradicciones, en la música del MP-3 y atrapado en las películas que me bajo de Internet siento que cada día cuenta.
Me gusta reírme de mis contradicciones, no estar aferrado a una fe y sin embargo tener convicciones. Vivir la secta mucho mejor que creerse la Sexta. Los que dicen no tener ideología son la ideología dominante, y los que tenemos una los extremos que siempre nos tocamos. Así que no hay nada como verse Alguien voló sobre el nido del cuco para reconfortar el espíritu y saber que lo que diferencia al loco del psiquiatra es tener un barco atracado en el puerto. No hay que tomarse a mal a los que ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio porque son los que no se han leído la Biblia. No hay como un baño de realidad para ver que no somos perfectos ni se lo exigimos a nadie, es solo que no creer en nada no es mejor que creer en Dios, ni creer en Marx es mejor que no creer en Dios. Pero la antorcha, la estrella de cinco puntas y la mirada cínica, Casablanca y Ken Loach, el cómic y Dalton Trumbo, Potato y La Gran Orquesta Republicana, el Gernika y Buñuel siempre serán símbolos de banderas de muchos colores cálidos que llevamos en nuestros rojos corazones.
Un poco de musiqueta ¿No?