2 de octubre de 2009

No es no, o qué

Estimados lectores de la Ciudad a poniente. Tres acontecimientos han marcado para mí estos últimos días y he preferido aguardar al desenlace de alguno de ellos para comentar la jugada. Finalmente Madrid no va a ser sede de los JJ.OO de 2016. !Ay Juancar, la farlopa que habéis llevado a Copenhague no ha convencido lo suficiente! Hay que cambiar de camello. Mi corazón, lejos de estar compungido, late a ritmo de folk. Pobre pero orgulloso. Las migajas que iban a caer en mi plato no son suficientes. Igual que no me vendo por un plato de paellas, plato singular que se servía en las manifestación en favor del trasvase del Ebro; no me vendo por unos euros más. Madrid tendrá que seguir esperando, y para entonces vaya a saber usted por donde paro yo. Ahora estaría bien pedir cuentas sobre el gasto que se ha llevado a cabo, y preguntar por ejemplo, eso quién lo paga, y de dónde sale esa pasta.

Ahora resulta que a ese sufrido pueblo celta llamado Irlanda le vuelven a preguntar si acepta de una maldita vez el Tratado de Lisboa. Pero esta vez con el aliciente y amenaza velada que relaciona la crisis con el resultado de estos comicios. La U.E es una institución con escasa calidad democrática, y lo sigue apuntalando en cada paso que da. Es decir, no es no, ¿No? Y si no, no es no, entonces qué es sí. Quiero expresar mi más enérgica repulsa al Tratado de Lisboa, que agrede seriamente a los derechos de los ciudadanos europeos. Esta constitución no es ni siquiera una costitución, es un contrato mercantil, que lo único que garantiza es el libre mercado. Así que a los amigos Irlandeses les toca volver a pasar por el aro, que el tiempo apremia, y hay que ganar billetes.

No quiero pasar por alto los graves acontecimientos que se suceden en ese País mediterráneo que es tierra de cañas y barro. Sin duda el edificio de les Corts Valencianes es el edificio de representación parlamentaria más guapo de la Península Ibérica. Sin embargo, en su interior, sólo habita la mafia. La chulería con que algunos escupen desde la impunidad que les da el chiringuito de corrupción y clientelismo que han montado me subleva. En el País Valenciano se vive una situación de enorme gravedad. Y sólo con la organización de una gran red social combativa se podrían cambiar las cosas. La socialdemocracia está tocada, hundida, y desaparecida. Ahora que tendrían que aparecer y decir algo actúan como intimidados, acobardados por las circunstancias. Con los hospitales públicos absolutamente degradados, los alumnos en barracones desde hace años, la costa absolútamente devastada, la cultura devastada por la casposidad, y el nivel de libertad de expresión netamente recortado, aún encima nos toca que se nos suban a las barbas un atajo de ladrones y sinvegüenzas.

Foto robada de Flick

Lo más triste, es que todos los valencianos críticos con el establishment somos conscientes que la solución pasa impepinablemente por una revolución popular, y todos sabemos que eso no va a suceder. O si...

B.S.O recomendada para leer este post, si te apetece.


3 comentarios:

El Txarro de las Calaveras dijo...

A mi también me gustaría que enseñasen las cuentas de cuánto ha costado todo esto de los juegos, me causa espacial curiosidad saber cuánto ha costado mandar a las delegaciones a esa obra de teatro de amiguismos varios.
Con Irlanda les ha salido redonda la política del miedo, el no, no es no, es un espera y verás. Hoy tya hay titulares que rezan algo así como que la UE presiona a Praga para que firme el tratado, presiona democráticamente, claro está...

Quim dijo...

Una cosa... tu ets Demian per Herman Hesse?

iratxo dijo...

y la socialdemocracia dónde quedó? como dicen en Mexico: por el centro-izquierda, al fondo a la derecha...

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