25 de mayo de 2010

La gran mentira de Lost

Aprovechando la cresta de la ola que se desprende de este preliminar final de la serie que está en boca de todos, Lost, quisiera poner mi granito de arena en la disección que acontece. Lo primero de todo, quiero dejar claro es que esta es una crítica sin spoilers, y que si no has visto Perdidos en su totalidad puedes seguir leyendo sin temor a que te sea destripado su supuestamente polémico final.

Lost ha sido una serie que en mi opinión se ha basado en cuatro pilares: un guión improvisado, un pequeño gran hermano, la gran mentira de Internet y un pseudocontenido espiritual.

Ha habido cosas muy curradas.

Queda más que demostrado que el final de la serie ha pagado caro sus ingentes dosis de improvisación en el guión. Un texto que ha llegado cada día más lejos en los desafíos narrativos, aunque no por ello lo ha hecho de una forma brillante. Eso si, lo ha hecho como ningún otro producto de sus características, y ha contado con un buen trabajo de tramas y subtramas. Exacerbar los puntos de giro y someter los mismos al dictado de la audiencia, para acabar los capítulos con más dudas que certezas ha sido una clave del éxito, y por supuesto, también parte de este "pon el argumento que quieras" final. Su mayor virtud, plantear más preguntas que respuestas, ha sido perfecto aliado e implacable asesino. Se demostró que cuando la serie ha querido resolver en su sexta temporada, la calidad y el interés de la misma ha caído muchos enteros. Y ni siquiera las claves del final han sido capaces de contentar lo incontentable.

Mi personaje fetiche.

Por otra parte, una premisa tan atractiva hoy día como situar a una serie de desconocidos en una isla desierta recuerda a los innumerables realitys Gran Hermanianos que pueblan nuestras franjas televisivas desde hace ya demasiados años. Así que las relaciones entre los personajes, sus amistades, sus peleas y su vida más íntima han sido pornografiados sin que esto tuviera más interés del que suscitan los de por ejemplo, la Isla de los famosos. Esto me lleva al siguiente punto.

Cuando fuimos a la exposicion de objetos.

Muchos han visto en Lost cosas que yo no he visto, que no soy capaz de asumir, pero que aún así le he perdonado a cambio de horas fáciles de entretenimiento. Sin embargo, en ningún caso creo que la serie me haya aportado nada en el plano espiritual, personal o cinematográfico. Decir esto después de más de 100 capítulos es duro, pero lo tengo que decir. Perdidos es una serie que no me ha aportado nada más que entretenimiento. Esto no es malo, ni es bueno, es lo que es. En todo caso, reconozco que cada uno ha ido más o menos congeniando con lo que la serie le iba proporcionando, y puestos a disfrutar de la sociedad de consumo me ha sido grato participar de este fenómeno que tanto ha bebido de Internet.

Tenemos nuestro corazoncito freaky.

La consabida absurda premisa de que la red es exáctamente un reflejo de la sociedad se ha demostrado una vez más falsa. Los ejecutivos de Cuatro estarán contentos después de anotarse con la emisión de la susodicha serie un nuevo y sonoro fracaso comercial. En la red se ha cocinado el fenómeno Lost y en la red está recibiendo el previsible correctivo. Y en estas claves analizo este producto.

Mi personaje femenino preferido.

Yo por mi parte me he entrenido viendo la serie. En algunos casos he llegado a disfrutar mucho de ella. No creo que la vuelva a ver. No me importa demasiado, pero si lo suficiente como para dedicarle este Post. Así que mi nota en filmaffinity va a ser, después de ver el final, un 7. Ni la serie es para tanto, ni el final ha sido tan malo como dicen.

Un buen tema para acompañar.

4 comentarios:

lutxo dijo...

Estoy de acuerdo en la mayoría de apreciaciones técnicas que haces sobre la serie y, viniendo de ti, un 7 me parece una nota excelente para Lost.

La serie (como Obama) ha sabido aprovechar internet para aumentar su aura mítica (y mística). Y, en internet, probablemente, es donde recibirá sus reprimendas más duras... completamente de acuerdo con eso. Me parece un razonamiento excelente, que además no he leído por ahí.

En ese sentido, me parece muy reseñable los nuevos patrones de consumos que Lost ha conseguido. Gracias a su difusión (ilegal) en internet, este producto ha contado con más éxito del que habría tenido en un mundo sin las tres uves dobles. Dándole un par de vueltas a esto, el fenómeno Lost nos podría valer hasta para defender el libre intercambio de cultura en internet.

Como espectador, sin embargo, discrepo de tu punto de vista. Lost no ha alimentado mi cerebro como The Wire, que prácticamente instruye social y laboralmente al telespectador. Pero, de alguna forma, sí me ha alimentado el alma (y lo digo sin ningún rubor). Hay momentos de sus 100 capítulos que me han provocado sensaciones que casi ningún otro producto audiovisual ha conseguido. Angustia, dolor, pena, rabia, ira, emoción, risa... Como diría un inglés, you name it...

Y reconozco que hay mucho calzador, mucha improvisación, mucha trampa. Pero ya sabes eso del corazón y sus razones.

Nunca olvidaré los ojos del Jack barbudo hinchado a pastillas y a alcohol del final de la tercera temporada. Y nunca olvidaré el avión sobrevolando la isla justo un segundo antes de que Jack fuese a cerrar los ojos para siempre. Y no, el último capítulo a mí tampoco me parece tan malo.

Un abrazo!!!

lutxo dijo...

gran post, por cierto.

Glo dijo...

Querido Manu: habiendo sido tu quien me instruyo y engancho en el mundo LOST, tengo que decirte que por el contrario a tu opinión a mi si me ha dejado más que entretenimiento, como Lutxo lo describe a mi también me ha generado muchas sensaciones y por lo menos esa motivación a reflexionar en la trascendencia del ser humano, en que todos somos diferente en actitudes tenemos un punto de igualdad innata... en fin siempre he pensado que es una serie basada en las cuestiones más elementales de las corrientes filosóficas, quiénes somos, de dónde venidos, a dónde vamos, etc.

Independientemente de lo que la serie nos haya podido hacer sentir o pensar. Yo le doy todo mi reconocimiento al movimiento que ha generado. Para mi Lost ha ayudad a que los espectadores y consumidores de entretenimiento audiovisual podamos expresar y defender qué es lo que queremos ver, y demostrarle a la televisión que no nos tragamos solo lo que sus agentes y directivos nos echen, sino que ahora y gracias a las redes y a internet, tenemos toda la capacidad de elección y consumo de aquello que nosotros decidamos ver.
Así que un paso más al consumo inteligente y selectivo de los contenidos audiovisuales.

Sin mas rollo, no me queda más que decir han sido dos años maravillosos de entretenimiento LOSTeano.

iratxo dijo...

Al fin. He disfrutado el último capitulo. Y he llorado rios.

Espiritualmente no se de qué se ha hablado. No he leído casi nada en internet. Este post si. Gracias, a los tres.

A mi narrativamente me ha parecido brillante Lost, en muchos momentazos de sus 100 capitulos (quizás más al inicio, lo reconozco). Siempre he dicho que es la narración más adictiva que he tragado nunca en pantalla. Sé que sobran capitulos enteros. Aún así, beber. A rios.

Y que razón tienes, Manu, cuando dices que: "Se demostró que cuando la serie ha querido resolver en su sexta temporada, la calidad y el interés de la misma ha caído muchos enteros". Pero más de acuerdo estoy aún con tu: "Su mayor virtud, plantear más preguntas que respuestas, ha sido perfecto aliado e implacable asesino". Yo soy de los que sigue al conejo blanco sin preguntar.

Y tampoco olvidaré jamás, como bien dice Lutxo: "los ojos del Jack barbudo hinchado a pastillas y a alcohol del final de la tercera temporada". Gloria bendita a ese final.

Puede que hubiera sido más glorioso terminar en la tercera. Pero es que seguía dando pasta... Bienvenida sea un consumo más critico, si eso va a aportar calidad a futuros productos. Ojalá.

Y hoy he llorado viendo la final (y que tarde es y que malo tener que madrugar), recordando momentos pasados junto a los personajes, diciendo que sí, que a merecido la pena llegar hasta aquí, que así de imbécil soy, y me siento orgulloso de serlo. Por que si no, pa qué.

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